Bolpersa
Bolivar perigault sánchez comenta
Desde el punto de vista literario la frase me parece muy buena, sobre todo viniendo de quien viene. Desde el punto de vista práctico y real no me parece adecuado el parangón ya que un niño puede estar azorado más no amargado. La relación que hace la frase no es buena. Un amargado es un amargado. Es una proyección de su vida interior, de sus valores, de sus ideas, de sus creencias. Simplemente es la carencia de lo intrínseco. Tampoco creo en eso del niño interior. Es bueno como pregón, pero en la praxis un niño es un niño y un adulto es un adulto. Que existan adultos inmaduros no necesariamente significa que sea un niño crecido. Pueda que los traumas de la niñez lleven a ese adulto a estar amargado. O tal vez su gesto de amargura, sea tan sólo eso, un gesto. Y ese gesto tampoco implica que su poseedor sea un amargado. Todo dependerá del prisma conque lo mires. Saludos y bendiciones desde mi Panamá.